lunes, 30 de mayo de 2011

Un fracaso dentro de la crisis de una época


El escándalo de los abusos de menores por parte de sacerdotes en Estados Unidos surgió cuando la explosión de casos ya había pasado. Aquella fue una crisis propia de una época turbulenta, la revolución sexual (o sus inicios). Es lo que subraya un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores del John Jay College of Criminal Justice, que ya en 2004 publicó una investigación sobre las dimensiones del fenómeno (cfr. artículo relacionado). Esta vez ha hecho un trabajo más difícil, investigar las causas, que le ha llevado casi cinco años.
Firmado por Rafael Serrano http://www.aceprensa.com/site_media/img/link_icon.gif  
Fecha:
 23 Mayo 2011 
Como el anterior, el segundo estudio fue encargado por la Conferencia Episcopal, que ha pagado la mayor parte del costo. También han contribuido a financiarlo varias instituciones católicas. El John Jay College, de la City University of New York, está especializado en criminología y es una institución externa a la Iglesia.
Según el primer informe, en el periodo 1950-2002 hubo denuncias de abusos sexuales contra 4.392 sacerdotes, que suponen el 4% de los sacerdotes activos en esos años. Una parte muy pequeña (149 sacerdotes) acumulaban el 27% de las denuncias.

Los años en que hubo casi todos los abusos fueron los de la revolución sexual y los de menor satisfacción de los sacerdotes con su ministerio
Contra lo que han dicho algunos, destacar el influjo de los revueltos años 60 y 70 no significa que la Iglesia se exculpe a sí misma por medio de los investigadores que contrató. El extenso estudio (150 páginas) señala también, entre los múltiples factores que provocaron a la crisis, la tardía reacción de los responsables eclesiásticos, que se preocuparon más de evitar la publicidad y atender psicológicamente a los culpables de abusos que de ayudar a las víctimas. Esto, que era sabido, contribuyó a que se prolongara la crisis, pero no explica cómo empezó todo.
Los investigadores se encontraron frente a un fenómeno singular. En el periodo contemplado por el estudio, 1950-2010, los casos de abusos empezaron siendo en torno a un centenar anual, se multiplicaron rápidamente hacia 1960, llegaron a cerca mil al año en los setenta y ochenta, y tuvieron un descenso aún más pronunciado que la subida, sobre todo desde 1985 (ver gráfico). Desde principios de los años noventa están por debajo del nivel inicial. Como se ve, hubo una “explosión” temporal de abusos. ¿Qué pasó en aquellos años?
El celibato no tiene culpa
La causa no pudo ser, dice el informe, ni el sacerdocio exclusivamente masculino ni el celibato, pese a lo que han dicho algunos: como lo uno y lo otro han permanecido antes, durante y después de la crisis, no han podido provocarla.

Fallaron claramente la prevención y la vigilancia, pues la mayoría de los abusos no salieron a la luz hasta muchos años después
Tampoco hubo una “epidemia” de pederastia. Entre los casos de abusos, los de pederastas (atraídos por niños impúberes) son una pequeña minoría cuyo número se mantuvo prácticamente constante durante los 60 años estudiados. En cambio, la mayor parte, que son los que abusaron de adolescentes varones y los que abusaron de chicos de uno u otro sexo, sí siguen la evolución general, con el rápido ascenso en los años sesenta y la caída en los ochenta. Por otro lado, la tipología de los abusadores apenas revela rasgos (psicológicos, patológicos...) que los distingan claramente de los demás sacerdotes.
Por eso se impone la hipótesis de que fue la crisis de una época. Pero no la de una generación formada en aquellos años confusos, sino de unos sacerdotes de distintas generaciones que vivieron entonces. Casi la mitad de los abusadores fueron ordenados antes de los años sesenta, y por tanto no les afectó la relajación en los seminarios iniciada en ese periodo. Fue algo propio de aquellas décadas que influyó en sacerdotes de distintas edades y formación. Y lo que les inclinó a cometer abusos no es una única causa, sino un conjunto complejo de factores.
Años confusos
Los años de la crisis, señala el informe, coinciden con una especie de sacudida en la sociedad, con rápidos cambios de criterios en ámbitos como la familia, la realización individual o la sexualidad. Esa misma época, según las encuestas disponibles, es la de menor satisfacción de los sacerdotes con su ministerio y la de más defecciones. En ese ambiente general, diversas circunstancias personales favorecieron que algunos comenzasen a abusar de menores.
Como ya se ha dicho, no se encuentra ningún factor que resulte estadísticamente determinante; pero algunos son más frecuentes entre los sacerdotes acusados. En una parte de los casos, influyeron situaciones de tensión por sobrecarga de trabajo u otras dificultades en condiciones de aislamiento y falta de apoyo por parte de otros sacerdotes. Un síntoma señalado en el estudio es que en aquellos tiempos muchos sacerdotes abandonaron la dirección espiritual.
En cuanto a características personales de los sacerdotes que cometieron abusos, entre las que presentan alguna relevancia estadística está haber recibido poca educación sexual en la familia, cosa que es más frecuente en los ordenados antes de los años sesenta. Otra es haber sido objeto ellos mismos de abusos sexuales cuando eran niños o adolescentes; pero aunque esto tiene una fuerte correlación con la comisión de abusos, son pocos los sacerdotes que están en ese caso.
Falló la prevención
Iniciada la crisis, la inacción o débil respuesta por parte de las autoridades eclesiásticas favoreció que se prolongara, pero en realidad no fue tan decisiva. Como anota el informe, en 1985 –año en que los abusos comenzaron a disminuir muy rápidamente– se habían producido ya el 80% de los casos, pero solo se habían denunciado a las diócesis el 6%. Por tanto, en gran parte, el problema durante la crisis misma no fue que no se castigaran con decisión los abusos, sino que no se conocían. Más grave que el fallo de la represión fue el de la prevención y la vigilancia.
En esto, a su vez, tuvo mucho que ver el ambiente de entonces, de poca transparencia, que protegía más a los investidos de autoridad que a las víctimas. Pues en todos los ámbitos, los menores que sufren abusos tienden a callar por miedo o vergüenza si no tienen alguna persona de confianza con quien hablar o prevén que su denuncia no será creída.
Es significativo que en el periodo 1950-1984 las diócesis recibieron solo 810 denuncias, pero cerca de la mitad fueron hechas por los padres u otros familiares de las víctimas; además, casi el 60% del total llegaron menos de un año después de los hechos y tres cuartas partes, antes de dos años. Como luego resultó claro, hasta entonces solo había hablado una pequeña minoría. A partir de 1990 se presentaron miles de denuncias, en su gran mayoría por las propias víctimas, ya adultas, o sus abogados, y con una dilación media de 20-30 años.
Cambio de mentalidad
La otra gran incógnita que se plantea el estudio es cómo acabó la crisis. Tampoco aquí se encuentra una pistola humeante. Entre otros factores, el estudio atribuye bastante importancia a la introducción de programas de formación humana en el plan de estudios de los seminarios a partir de los años ochenta. Esa medida, que luego se reforzó en aplicación de la exhortación apostólica Pastores dabo vobis de Juan Pablo II, pretendía capacitar mejor a los sacerdotes para las exigencias de la castidad y el celibato. Y en efecto, señala el informe, el desarrollo de tales programas concuerda con la disminución de los abusos; pero el descenso había comenzado antes.
También influyó el cambio de la mentalidad social, con una conciencia más viva de la gravedad que revisten los abusos de menores. A esto contribuyó el activismo de las víctimas, que dieron a conocer sus sufrimientos. De todas formas, también la aparición de estos factores es varios años posterior al comienzo del declive de los abusos, y por tanto en parte independiente de ellos. Sin una reacción ni unas campañas tan fuertes, los abusos de menores disminuyeron también en otros ámbitos, aunque no tan rápidamente como en la Iglesia católica.
Nueva transparencia de la Iglesia
Al intentar esclarecer las causas de la crisis de abusos sexuales en la Iglesia de Estados Unidos, los investigadores del John Jay College se encuentran con la dificultad de no tener puntos de comparación para identificar lo específico del caso católico. “Ninguna otra institución –dice el informe– ha llevado a cabo un estudio público de los abusos sexuales y, en consecuencia, no hay datos comparables a los reunidos y dados a conocer por la Iglesia católica”.
Las recomendaciones del estudio se centran en la prevención. Los investigadores subrayan la necesidad de evitar las ocasiones: que los sacerdotes no se encuentren en circunstancias que favorezcan intimar de modo impropio con chicos. También insisten en que se apliquen plenamente las directrices aprobadas por la Conferencia Episcopal y la Santa Sede. La Iglesia, dice el estudio, ha reaccionado, pero los cambios necesarios aún no están completos.


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Cuando ella gana más que él: ¿se afecta la relación matrimonial?


Cada vez son más las mujeres que se adhieren a la fuerza laboral para poder contribuir a la economía familiar, incluso muchas de ellas alcanzan cargos superiores, y por consiguiente, mejores sueldos que sus esposos, pero ¿afecta esto la relación matrimonial?
Hasta hace poco era normal que el hombre asumiera el rol de proveedor de recursos para el hogar, y la mujer el cuidado de los hijos y el hogar. Pero los tiempos han cambiado, y ahora son numerosas las mujeres, que por decisión propia o necesidad, han tenido que compaginar el papel de madres con el de ejecutivas, llegando a ser exitosas y muy profesionales en sus quehaceres. Sin embrago, esta situación puede ser motivo de conflicto; bien porque las parejas no logran afrontar adecuadamente la situación, o bien porque la cultura del rol varonil está fuertemente marcada y resulta impensable que sea la mujer quien suministre mayores recursos al hogar.
No está demás aclarar, que por fortuna existen matrimonios que viven bajo estas circunstancias, las cuales no comprometen su estabilidad, puesto que las asumen como una oportunidad para fortalecer la economía familiar y además tienen muy presente que la valía personal no está sujeta a los ingresos (lo que implica un alto grado de madurez).

¿Qué ocurre entonces en los matrimonios donde sí hay conflicto por este motivo?

Actitudes que ponen en juego a las parejas

Los problemas suelen comenzar con un detonante distinto al tema dinero, pero después se descubrirá que es éste el causante de las continuas discusiones.
Por lo general, el hombre comienza a mostrar comportamientos que denotan un nivel bajo de autoestima, inseguridad, frustración e incluso algunos síntomas de depresión. “Estos sentimientos se dan a partir de ideas o reglas que ya se tienen como que `la persona que gana un mejor sueldo es porque es más inteligente y puede lograr mejores oportunidades´. Todo esto es producto de la relación de equivalencia que se ha hecho entre sueldo-poder, sueldo-éxito, éxito-admiración.” Puntualiza la psicóloga Claudia Zabala. *finanzaspersonales.com.co
Y es que el hecho de que estos paradigmas estén tan incrustados en las personas, no es gratis. Desde los inicios de la evolución humana, el hombre ha sido el líder de su grupo familiar, su posición jerárquica se ha caracterizado por ser dominante y aunque la esposa ha mostrado ser su acompañante incondicional, ha debido estar también bajo su sombra. Así que cuando este modelo se transforma, es cuando se abren las puertas para el campo de batalla.
Por otro lado, es común encontrar que las mujeres comienzan a manifestar ciertos vientos de superioridad, emiten comparaciones indeseables por el hecho de estar mejor remuneradas que sus esposos y otras actitudes algo humillantes que obviamente provocan enfados. Además pueden sentir que sus decisiones deben tener más peso dentro de la familia y así quitarle valor a la opinión de sus cónyuges. De esta manera, ellas pueden descubrir facetas hasta el momento desconocidas de sus maridos, lo que puede llevarlas al desencanto.

¿Cuáles son las consecuencias?

Los especialistas resaltan diversas secuelas de este tipo de situaciones, como puede ser el deterioro de la relación precedido de comportamientos hostiles, el detrimento del auto-concepto de los involucrados, la búsqueda de actividades satisfactorias fuera del hogar y en los casos más extremos, el divorcio.

¿Cómo manejar esta situación?

La recomendación entonces, comienza por dar mayor importancia a los logros, esfuerzos, desempeño del cónyuge, sin tener de por medio el factor dinero. Requiere cambiar la idea de que el poder y el dinero están vinculados. En el matrimonio existe algo llamado “comunión”: todo es de todos, decisiones, bienes, dificultades, tristezas, alegrías…
Los aportes que cada quien hace al hogar, deben ser igualmente valorados sin percatarse si son monetarios o no. Se debe tener claro que dedicar tiempo a la educación de los hijos, el cuidado de la casa, etc. también son aportes supremamente significativos.
Algo clave en este tema, es nunca perder la admiración por el cónyuge. Cuando se deja de admirar a quien se ama, sus fortalezas y esfuerzos serán pisoteados. Haga lo que haga, (siempre y cuando no vaya en contra de las leyes y la integridad humana) se debe apoyar al esposo/a, lo que implica también ayudarle a ser cada vez mejor en su actividad profesional.
Cuando ambos trabajan...

La autora Sylvia Villarreal de Lozano expone algunos consejos para los matrimonios donde ambos trabajan:

No compitan. No se trata de una competencia. Cada quien debe sentirse orgulloso de su puesto, sea cual sea, y debe ocurrir lo mismo con el de la pareja.

Reconozcan sus logros. Por pequeños que puedan parecer, es importante motivar a la pareja en todo lo que realice, y de igual manera también el otro debe apoyarle a llevar a cabo las metas.

Piensen en un beneficio mutuo. Se trata de apoyarse en todo momento. No hay que enojarse cuando se requiera que uno de los dos responda económicamente por más cosas. El hecho de que ser hombre, no quiere decir que tenga que ser el único sustento y que siempre será autosuficiente.

Administren el tiempo. Distribuyan los quehaceres y las tareas del hogar. Cuando ambos trabajan, es imposible que sólo uno se encargue de todo. Lo mejor es que platiquen y lleguen a un acuerdo en donde ambos resulten recompensados de igual manera.

No permitan que se acaben los detalles. El hecho de que ahora la esposa también trabaje no quiere decir que es menos mujer, menos femenina, o que deje de ser una dama y su esposo un caballero. Recuerden, ¡la caballerosidad y la femineidad jamás pasarán de moda!

Y no olviden... Para que un matrimonio funcione se requiere de dos; que ambos se ayuden, se tengan confianza, se comuniquen, se valoren, se den libertad y sobre todo, que se amen y se lo hagan saber a cada instante.


REFORMA A LA CONSTITUCIÓN MEXICANA ES CONTRARIA A LA VIDA Y A LA FAMILIA.



México: ¿qué se juega con la reforma de la Constitución?

Anselmo López de Orozco.

“La lucha es un deber y no una especulación para los que nos preciamos de católicos. Demos gracias a Dios de habernos otorgado el combate, y no pidamos sobre la gracia del combate la gracia del triunfo a aquel que en su bondad infinita reserva a los que combaten bien por su causa una recompensa mayor que la victoria” (Juan Donoso Cortés).

El pasado 8 de marzo, el Senado de México aprobó el texto de la reforma constitucional, el cual fue girado, el 23 de marzo, a las 31 legislaturas de los estados mexicanos y a la del Distrito Federal (Estado de México) para ser ratificado. Recordemos que la reforma somete a México al sistema internacional de derechos humanos y, con ello, no sólo a los Tratados y Convenciones, sino también a los dictámenes y observaciones generales de los órganos de seguimiento, los cuales se han encargado de pervertir y tergiversar a favor de la “cultura” de la muerte el texto de esos documentos internacionales.

La entrada en vigor de la llamada reforma de los derechos humanos, depende de su ratificación por parte de 16 estados federales. Ya han aprobado la reforma 12 estados: Coahuila, Chiapas, Colima, Yucatán, Chihuahua, Campeche, Zacatecas, Quintana Roo, Estado de México, Durango, Sonora y Aguascalientes.

La Conferencia Episcopal alabó la reforma constitucional y llamó a contribuir para darle la debida orientación, con el fin de que se coloque al servicio de la inalienable dignidad de la persona humana y del bien común.

Públicamente sólo el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara, viendo el peligro de poner la legislación del país en manos del sistema internacional de derechos humanos reaccionó contra la reforma; dirigió una carta a los obispos disintiendo con lo declarado por la Conferencia Episcopal, y apoyó a los “grupos laicales, que han venido luchando valientemente en defensa de la familia y la vida ante los ataques de las leyes”.

Justamente, en Guadalajara, la asociación “Mexicanos por la Vida” de Todos realizó una marcha multitudinaria el 14 de mayo, pidiendo a los legisladores del Estado de Jalisco que rechacen la reforma de la Constitución de México, independientemente de lo que otros estados decidan. La asociación “Mexicanos por la Vida” de Todos está conformada por más de 210 asociaciones civiles, educativas, religiosas, de profesionales y otros movimientos sociales. El manifiesto de “Mexicanos por la Vida” de Todos sintetiza claramente las consecuencias de someterse el sistema internacional de derechos humanos.

- “Compromete la Soberanía Nacional. La Reforma hace que los Tratados Internacionales se equiparen a nuestra Constitución. Esto significaría que otros países, Cortes Internacionales o Comités de seguimiento, decidirían qué Derechos Humanos debemos acatar, aunque en realidad no sean verdaderos Derechos Humanos. Actualmente hay grupos luchando para que en los Tratados Internacionales se incluya el aborto, el alquiler de vientres, los matrimonios homosexuales y la adopción por estas parejas, entre otros falsos derechos” (…).

- “Cambia el término ‘individuo’ por ‘persona’, lo cual deja que el Estado sea el que interprete, quién es persona. Deliberadamente deja indefenso al niño por nacer, ya que el significado del término ‘persona’ en el sentido en que lo define la Reforma, depende del poder político de turno. Esto abre la posibilidad de despenalizar el aborto en todo el País, aun cuando la mayoría de las Constituciones de los Estados protegen al bebé desde la concepción” (…).

- “Se presta a interpretar equivocadamente los Derechos Humanos. En la Reforma no se define qué es un derecho humano. Para saber cuál derecho es más importante que otro, conforme a esta Reforma, por ejemplo, el pretendido ‘derecho’ de la mujer al aborto, estaría por encima del derecho a la vida del no nacido” (…).

- “Se opone a la libertad religiosa. La Reforma establece que los actos religiosos de culto público pueden ser restringidos o suspendidos” (…).

- “Favorece la intolerancia, restringe la libertad de expresión e incluye la aceptación de comportamientos desviados al contener el término de ‘preferencias sexuales’. Este término no existe en ningún Tratado Internacional, las naciones miembro de la ONU no han admitido su utilización (…) Con esta adición, se generan condiciones para legalizar las uniones homosexuales y la adopción de niños por parejas homosexuales y promueve la incertidumbre jurídica”.

- “Pone en riesgo el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos. Esta Reforma abriría las puertas para que se enseñe en las escuelas sobre la práctica de la homosexualidad como una opción más para el niño. Se inculcaría además a los niños información sexual explícita desde preescolar, entre otras cosas. Esto se aplicaría por igual en escuelas públicas y privadas, sin que los padres puedan objetar en contra”.

Además, “Mexicanos por la Vida” de Todos, pidió el rechazo de varios proyectos presentados en el Congreso de Jalisco: de despenalizar el aborto hasta la semana 12 de gestación; de divorcio express; de legitimar las uniones civiles entre parejas del mismo sexo; de subrogación de vientres o vientres de alquiler; y de reforma de la ley estatal de salud para permitir el acceso de las adolescentes a la anticoncepción y al aborto, otorgándoles “derechos sexuales”.

Los mismos reclamos los ha hecho, en otros estados, la Coalición Nacional por los Derechos Humanos a Favor de la Vida y la Familia.

Como consecuencia inmediata de la reforma constitucional, que sometería el ordenamiento legal mexicano al sistema internacional de derechos humanos, es de temer que quede reducido a papel mojado el blindaje a favor del respeto a la vida humana desde la concepción que 18 estados mexicanos hicieron en 2009, reformando sus constituciones, para garantizar derecho a la vida de todo ser humano.

Fuente: Noticias Globales, Año XIV. Número 994, 26/11. Gacetilla n° 1109. Buenos Aires, 17 mayo 2011. Noticias Globales es un boletín de noticias sobre temas que se relacionan con la promoción y defensa de la vida humana y la familia. Editor: Pbro. Dr. Juan Claudio Sanahuja. Email: noticiasglobales@noticiasglobales.org; Página: http://www.noticiasglobales.org.




martes, 3 de mayo de 2011

Muerte de Ben Laden



*  La actitud cristiana frente a la muerte de Ben Laden.


*  Tras la muerte de Ben Laden, se temen las reacciones contra cristianos en Pakistán.


*  Frente a la muerte de un hombre, un cristiano no se alegra nunca, dice el Vaticano sobre Ben Laden.


*  Ben Laden o el totalitarismo del mal.

 

Filosofía de Karol Wojtyla

“Persona y acción”, una antropología personalista

La obra cumbre de la filosofía de Karol Wojtyla



Persona y acción es la obra cumbre del pensamiento filosófico de Karol Wojtyła y uno de los textos antropológicos decisivos del siglo XX. El modo genial en que concilia la filosofía del ser y de la conciencia, la fenomenología y el tomismo desde una perspectiva personalista, la convierten en una obra de referencia insoslayable.
Por: Juan Manuel Burgos  

Si bien Wojtyła se encuadra sólidamente en la tradición realista, su pensamiento es plenamente moderno. No sólo asume el giro antropológico de la modernidad sino que, dando un paso más, se integra en el giro personalista llevado a cabo en el siglo XX.

Itinerario intelectual

De acuerdo con los planes de estudio de la época, durante su formación sacerdotal en Roma recibió una formación sólidamente tomista. A su vuelta a Polonia, la realización de una tesis de filosofía sobre Max Scheler introdujo a Wojtyła en el movimiento filosófico de la fenomenología y, a través de él, en toda la corriente del pensamiento moderno. Y el contacto profundo con esta filosofía tan diferente le permitió advertir que encerraba propuestas teoréticas de una gran relevancia que merecían ser atendidas: la reivindicación del sujeto, de la subjetividad, de la autonomía, la visión profunda de la conciencia, etc.
El objetivo primario de Karol Wojtyla fue elaborar una antropología que incorporase la subjetividad
Este descubrimiento, inicialmente, afectó a sus estudios de ética, materia de la que era profesor entonces en la Universidad de Lublin. Sus investigaciones, en concreto, se enderezaron en la línea de la creación de una ética personalista que buscaba renovar la ética tomista a partir de las propuestas de Scheler y, en parte, también de Kant.
Pero, cuanto más profundizaba en este camino, más patente resultaba que era sencillamente imposible desarrollar una ética de corte personalista, integrada por elementos tomistas y fenomenológicos, si no se disponía de un sólido concepto de persona de las mismas características.
Un primer paso en esa dirección lo constituyó Amor y responsabilidad, publicado en 1960. Se trata de un novedoso ensayo de ética sexual, explicada a partir de las relaciones interpersonales, en el que Wojtyła ha asumido los conceptos modernos de sujeto, subjetividad, consciencia, autodeterminación, persona como fin en sí mismo, etc. Y, sobre esta propuesta, elabora su propia visión intelectual: la norma personalista, la prohibición moral de la instrumentalización sexual de la persona, la sexualidad como donación, etc.

El proyecto de “Persona y acción”

La ética personalista necesitaba una antropología personalista, y Persona y acción fue la respuesta de Karol Wojtyła a ese formidable reto intelectual. Se trata de un proyecto tremendamente original, tanto en la concepción como en la ejecución.
Wojtyla se plantea refundar la antropología realista a la luz del pensamiento moderno y, en concreto, de la fenomenología
La concepción pretende nada menos que refundar la antropología realista a la luz del pensamiento moderno y, en concreto, de la fenomenología.
No era posible elaborar una antropología moderna usando directamente los conceptos técnicos del sistema aristotélico-tomista (sustancia y accidentes, potencia y acto, la naturaleza hilemórfica, etc.). Tales conceptos impedían integrar de manera satisfactoria las novedades que deseaba incorporar: subjetividad, autoconciencia, autoreferencialidad, yo, etc.
Al mismo tiempo, era igualmente consciente de que tampoco podía asumir, sin más, los presupuestos modernos, ya que ello conducía al idealismo. Su respuesta a este complejísimo problema fue la completa reconstrucción de los conceptos antropológicos básicos a partir de elementos tradicionales y modernos. Y el resultado es la elaboración de una antropología personalista ontológica bastante completa que no es ni metafísica ni fenomenología.
Wojtyla evita la dimensión categorial de la metafísica del ser, porque esta se expresa a través a través de conceptos como acto, potencia, sustancia, accidentes, etc. que son, justamente, los que Wojtyła quiere eludir porque le impiden su objetivo primario: elaborar una antropología que incorpore la subjetividad.
Algo paralelo sucede con la fenomenología. Wojtyła la conoce muy a fondo y se inspira ampliamente en ella pero, en sentido estricto, no es un fenomenólogo. La síntesis superadora y armonizadora de ambas actitudes es la que determina la configuración filosófica de Persona y acción, es decir, una antropología ontológica personalista de fundamentos tomistas y fenomenológicos.
El proyecto de Wojtyła en Persona y acción se puede entender como uno más de los intentos de los pensadores cristianos del siglo XX (Maréchal, Maritain, Stein, Mounier, Guardini, Marías) de unificar la tradición filosófica clásica, las premisas realistas, con el pensamiento moderno; como un esfuerzo más, brillante y cuajado en este caso, de integrar las dos grandes tradiciones filosóficas, la del ser y la de la conciencia, para alumbrar una antropología positiva. Una antropología capaz de ofrecer al no creyente, desde una razón contemporánea, un modelo de persona integrada, equilibrada y abierta a la trascendencia. Y, al creyente, un sistema de pensamiento que le evite la obligación de asumir formulaciones filosóficamente anticuadas como precio por la coherencia con su fe.

La experiencia, punto de partida

Es posible hablar en Persona y acción de una doble metodología. La primera es el método filosófico general de Wojtyła, que se basa en la experiencia.
Wojtyla intenta superar, desde el inicio, la dicotomía entre el objetivismo de la filosofía del ser y el subjetivismo de la filosofía de la conciencia. La primera alcanza la objetividad, pero tiende a mirar a la realidad desde el exterior lo que significa, en el caso de la persona, que pierde algo tan decisivo como su subjetividad. La segunda alcanza la subjetividad, puesto que parte directamente de ella, pero se trata de una subjetividad-conciencia desarraigada del ser, por lo que se abre el camino hacia el idealismo o el subjetivismo. ¿Cómo resolver el problema? Tomando como principio de la filosofía un concepto que incluya al mismo tiempo la objetividad y la subjetividad. Y este concepto es el de experiencia.
Para él, la experiencia, es decir, la dimensión cognoscitiva de la vivencia a través de la cual interactuamos con el mundo, se compone de dos elementos indisolublemente unidos: la vivencia de un contenido (objetividad), puesto que siempre experimento algo concreto; y la vivencia de mí mismo al vivir o experimentar ese contenido (subjetividad).
La experiencia es el acto que me da unitaria e integradamente estos factores y que, por lo tanto, unifica desde el principio la objetividad y la subjetividad, constituyéndose en el punto de partida de todo filosofar.

De la acción a la persona

El segundo nivel metodológico lo encontramos en el modo concreto de abordar el problema central de este ensayo: la persona y su acción. El procedimiento habitual de la filosofía tradicional consistía en analizar primero la persona, determinando su estructura ontológica, para pasar, en un segundo momento, al análisis de la acción. Pues bien, Wojtyła va a invertir esta perspectiva de modo radical. En primer lugar va a analizar la acción y, a través de ella, va a intentar descubrir a la persona. Será la acción quien le revele a la persona.
La razón fundamental de este cambio es que para Karol Wojtyła el hombre es persona, es decir, un quién, porque posee una estructura de autodeterminación en relación con la verdad. Solo los hombres poseen esta estructura, y esta estructura sólo se hace efectiva en la acción. Por lo tanto, no es posible descubrir que el hombre es persona, es decir, un quién capaz de autodeterminarse, más que a través del análisis de la acción.
Otras aproximaciones permitirán comprenderle previsiblemente como naturaleza, y, más precisamente, como naturaleza racional, pero siempre como un qué, no cómo un quién dueño de sí. Sólo el análisis de la acción nos va a mostrar al hombre-sujeto-persona a través de la estructura de la autodeterminación.

Juan Manuel Burgos
es autor de La filosofía personalista de Karol Wojtyła (ed. Palabra).



BEATO JUAN PABLO II





* Novedad del discurso social de Juan Pablo II (I parte)