lunes, 31 de enero de 2011

7 Preguntas sobre la beatificación

En vista que la beatificación del apreciado Papa Juan Pablo II ya es todo un hecho, sería valioso conocer en detalle qué es una beatificación, por qué se concede, qué se necesita para otorgarse, en qué se diferencia de la canonización... Encuentra aquí las 7 preguntas y respuestas que todo cristiano debiera conocer.
1.   ¿Qué es una beatificación?
Es una primera respuesta oficial y autorizada del Santo Padre a las personas que piden poder venerar públicamente a un cristiano que consideran ejemplar, con la cual se les concede permiso para hacerlo. Es una sentencia no definitiva que tiende a la canonización y permite que se le tribute culto con ciertas limitaciones.
Para iniciar el proceso de beatificación el Código de Derecho Canónico exige que haya transcurrido un plazo de cinco años desde la muerte del fiel, aunque el Papa tiene la prerrogativa de saltarse esa norma, como ya hizo Juan Pablo II con la beata Madre Teresa de Calcuta y Benedicto XVI con Juan Pablo II.
Para el acto ceremonial de la beatificación, el Papa suele designar un Cardenal que la realice en su nombre.
2.   ¿Cómo surgió la beatificación?
La declaración de santidad podemos decir que es tan antigua como la misma Iglesia. En los primeros siglos esta declaración se hacía de una manera sencilla y casi espontánea, brotaba de la fe del pueblo, de la “vox populi”, que luego era aceptada por la jerarquía de la Iglesia. Tiempo después, los obispos tomaron responsabilidad por la declaración de santos en sus diócesis, para así evitar abusos.
Sin embargo, con el paso del tiempo ha evolucionado el proceso. A partir del siglo X, se pedía con frecuencia la aprobación del Papa, y desde el siglo XIII se reservó exclusivamente a él. Los papas Urbano VIII y, sobre todo, Benedicto XIV en el siglo XVIII, establecieron las normas que han de seguirse en las dos fases de que consta la declaración de santidad: la beatificación y la canonización, ambas reservadas al romano pontífice. *La gran persecución, Vicente Cárcel Ortí, Ed. Planeta, pp. 259-262. Interrogantes.net.
3.   ¿Quién hace la petición de la beatificación?
A quien le corresponde hacer la solicitud de beatificación ante la Santa Sede, es el obispo de la región donde nació, vivió o murió el candidato. Debe presentar un informe que consiste en una biografía completa y un resumen de evidencias del milagro atribuido al mismo. No obstante, antes de iniciar una causa, el obispo local debe consultar a los otros obispos de la región, para decidir si tiene sentido pedir la canonización del candidato.
A partir de ese momento, comienza un largo y cuidadoso proceso a cargo de diferentes expertos, quienes después de varias fases, emiten la resolución final. Finalmente, si el caso es aprobado, el candidato es declarado “beato”.
4.   ¿Qué es una canonización?
Con la canonización, al “beato” le corresponde el título de “santo”. La canonización, en términos generales, es un decreto concerniendo la veneración eclesiástica pública de un individuo.
Después de la beatificación, la causa queda parada hasta que se presenten –si es que se presentan– adicionales señales divinas, en cuyo caso todo el proceso de milagros se repite. Las fichas activas de la congregación contienen a varios centenares de beatos, algunos de ellos muertos hace siglos, a quienes les faltan los milagros finales, posbeatificatorios, que la Iglesia exige como signos necesarios de que Dios sigue obrando a través de la intercesión del candidato. Cuando el último milagro exigido ha sido examinado y aceptado, el Papa emite una bula de canonización en la que declara que el candidato debe ser venerado (ya no se trata de un mero permiso) como santo por toda la Iglesia universal. Esta vez el Papa preside personalmente la solemne ceremonia en la basílica de San Pedro, expresando con ello que la declaración de santidad se halla respaldada por la plena autoridad del pontificado. En dicha declaración, el Papa resume la vida del santo y explica brevemente qué ejemplo y qué mensaje aporta aquél a la Iglesia. *Enciclopedia católica ACI.
5.   ¿Quién tiene el poder de declarar a un candidato merecedor de beatificación o canonización?
Únicamente el Santo Papa; aunque se establecen unos tribunales de investigación, se realizan diversos estudios y análisis por asesores expertos, se consultan con los cardenales de la congregación, es él quien tiene la decisión final.
6.   ¿Qué requerimientos se necesitan para concederse una beatificación?
Además de los atributos personales de caridad y virtudes heroicas, se requiere un milagro obtenido a través de la intercesión del Siervo/a de Dios y verificado después de su muerte. El milagro debe ser probado a través de una instrucción canónica especial, que incluye tanto el parecer de un comité de médicos (algunos de ellos no son creyentes) y de teólogos.
No obstante, el milagro no es requerido si la persona ha sido reconocida mártir (cristiano que ha donado su vida a la causa del Señor). *Padre Jordi Rivero, Corazones.org
7.   ¿Por qué la Iglesia Católica canoniza?
La Constitución Divinus Redemptoris Magister (25-1-1983) dice que, "Desde tiempos inmemorables la Sede Apostólica propone a la imitación, veneración y a la invocación a algunos cristianos que sobresalieron por el fulgor de sus virtudes."
Todos los santos y beatos de la Iglesia realizaron una misión común: llevar a la perfección la “vida cristiana”. Perfección a la cual todos estamos llamados por el mismo Señor cuando nos dijo: "Sed perfectos como Mi Padre es perfecto"(Mt 5:48). Vemos como a lo largo de la historia de la Iglesia, miles de hombres y mujeres, niños y ancianos se han lanzado a la conquista de esta gracia y nosotros en nuestros días somos dichosos al tener tan “gran nube de testigos” que son ejemplo seguro que podemos seguir en nuestro caminar hacia la perfección. *Padre Jordi Rivero, Corazones.org

El proceso de beatificación de Juan Pablo II

El 13 de mayo de 2005, el Cardenal Camillo Ruini, Vicario para la ciudad de Roma, dio formalmente por iniciado el proceso de beatificación de Juan Pablo II; para ello, Benedicto XVI concedió el 28 de abril dispensa del plazo de cinco años de espera después de la muerte requerido por el derecho canónico para iniciar el proceso de beatificación, de modo similar a como hizo el mismo Juan Pablo II con el proceso de beatificación de la Madre Teresa de Calcuta.
El 2 de abril de 2007, dos años después de su muerte, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación, reuniéndose todos los testimonios sobre su vida y los presuntos milagros, destacándose el de la monja francesa Marie Simon Pierre, quien dice haber sido curada por intercesión del Pontífice fallecido de la enfermedad de Parkinson dos meses después de su muerte.
En una misa que se realizó en la Plaza de San Pedro el mismo día, el Papa Benedicto XVI aseguró que el proceso va rápidamente. En tal fecha, finalizada la primera fase de su proceso de canonización, le fue concedido el título de “Siervo de Dios”.
El 19 de diciembre de 2009 fue declarado “Venerable” por Benedicto XVI. Un milagro atribuido a su intercesión fue analizado y considerado inexplicable según la ciencia, por lo que tras diversas reuniones el Papa Benedicto XVI autorizó la beatificación de Juan Pablo II en enero de 2011. La ceremonia de beatificación está programada para el 1 de mayo de 2011.
A principio de 2011, P. Federico Lombardi, Portavoz ante la Prensa del Vaticano anunció la fecha de la beatificación y el traslado de sus restos mortales, que hasta entonces se encontraban en la cripta vaticana, hasta la capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro, en donde podrá ser venerado con culto público por fieles y peregrinos, de manera similar como se hizo con Juan XXIII, preparando la capilla para allí ser expuesto, cubriendo su cara con una máscara dejando el resto del cuerpo perfectamente visible, con vestiduras pontificias.
Este proceso de beatificación es catalogado como el más corto de la historia de la Iglesia Católica moderna, ya que duró seis años y 30 días, superando en un mes el proceso de beatificación de Teresa de Calcuta. A pesar de ello, y según las declaraciones de Lombardi, el proceso se han hecho de manera minuciosa, con completos estudios sobre el milagro de la curación de Sor Marie Simon, así como al resto de su vida, declarando según el decreto papal a Juan Pablo II como digno de veneración por sacerdocio limpio e intachable y una vida ejemplar y digna de admiración cristiana. *Wikipedia.com

Datos curiosos

Ø  Actualmente hay más de 2.000 causas de canonización abiertas.
Ø  En la Iglesia Católica se registran más de 5.000 santos canonizados.
Ø  A lo largo de su Pontificado, Juan Pablo II canonizó alrededor de 200 santos.
Ø  La primera canonización aprobada directamente por un papa (Papa Juan XV), fue en el año 993, a Ulric de Ausburg.
Ø  La Iglesia Católica es la única confesión religiosa que posee un mecanismo formal, continuo y altamente racionalizado para llevar a cabo el proceso de canonización de una persona.
Fuentes: Enciclopedia Católica ACI, Catholic.net, Corazones.org, Encuentra.com, Wikipedia


Ver video: ¿Qué es una beatificación?

miércoles, 26 de enero de 2011

El Papa propone el ejemplo de Juana de Arco a los laicos comprometidos en la vida política

Durante la Audiencia General del miércoles

El Papa propone el ejemplo de Juana de Arco a los laicos comprometidos en la vida política


Para la santa, como será "un siglo más tarde para otro gran santo, Tomás Moro", la fe es la luz "que guía cada elección". 

26 enero 2011  

El Papa Benedicto XVI puso hoy de ejemplo a Santa Juana de Arco "para los laicos comprometidos en la vida política, sobre todo en la situaciones más difíciles", durante la tradicional audiencia de los miércoles que celebró en el Aula Pablo VI en El Vaticano ante de cerca de 4.000 personas.
En ese sentido invitó el Papa a leer el compromiso de Juana "para la liberación de su pueblo, entendido como una obra de justicia humana que cumple con caridad".
"Una mujer -recordó - con sólo 17 años, muy fuerte y decidida, que fue capaz de convencer a hombres inseguros y desanimados".
El Papa narró que Juana de Arco luchó para levantar el cerco inglés a la ciudad de Orleans y apoyó al futuro Rey Carlos, que recibió la corona de Francia en Reims.
Para Juana de Arco, como será "un siglo más tarde para otro gran santo, Tomás Moro" la fe es la luz "que guía cada elección" y "en Jesús se contempla toda la realidad de la Iglesia, sea la triunfante del cielo como la militante en la tierra".
Apresada por sus enemigos, Juana de Arco fue conducida a la ciudad de Rouen y sometida a un largo proceso judicial, siendo condenada a la hoguera el 20 de mayo de 1431, relató el Papa.
El Obispo de Roma evocó "el encuentro dramático entre Juana de Arco y sus jueces, que son eclesiásticos, teólogos de la Universidad de París, a los cuales -explicó- les falta la caridad y la humildad para ver en esta joven, acusada y condenada a la muerte terrible de la hoguera, la acción de Dios".
Sus jueces -dijo- "no supieron que acabaron condenando a una mujer santa".
"El suplicio se consumó en el viejo mercado -añadió- y Juana pide a un sacerdote que coloque ante la hoguera una crucifijo de procesión".
"Así murió mirando a Jesús Crucificado y pronunciando en voz alta el nombre de Jesús", relató.
"El nombre de Jesús invocado por nuestra Santa hasta los últimos instantes de su vida terrena, era como el continuo respiro de su alma, como el latido de su corazón, el centro de toda su vida", comentó.
Juana de Arco -prosiguió- había comprendido que "el amor abraza toda la realidad de Dios y del hombre, del cielo y de la tierra, de la Iglesia y del mundo (..) y con el voto de virginidad, consagra en modo exclusivo toda su persona al único amor de Jesús".
El juicio a Juana de Arco fue revisado a instancias del Papa Calixto III y fue declarada inocente en 1456, siendo canonizada en 1920 por Benedicto XV y nombrada santa patrona de Francia.



Benedicto XVI: "Juana de Arco es un ejemplo para todos los políticos"

La mentira como estrategia política

Por José J. Castellanos    
Martes, 25 de enero de 2011 
Las transiciones políticas no son fáciles. El grupo autoritario en el poder se aferra al mismo y busca todos los medios para sostenerse en él. Cuando finalmente cede por la presión social, la externa y sus propias divisiones, no por ello deja de soñar con el retorno al poder. Los estudiosos de las transiciones advierten, cuando se trata de gobiernos militares, de la continua tentación de nuevos golpes de estado. Los “duros” del viejo sistema suelen estar al acecho y encuentran en los problemas económicos, políticos o sociales que tienen que enfrentar los nuevos gobiernos, el pretexto para dar marcha atrás.
Uno de los temas que suelen utilizar los golpistas, a fin de preparar su retorno, es la inestabilidad o fracaso económico, así como los problemas sociales que afloran en el proceso de la transición, aunque provienen del pasado, pero permanecían ocultos por la falta de libertad de prensa. Los duros se encargan de enfatizar esta realidad mediante su capacidad de comunicación no perdida. De esta manera, se prepara a la sociedad para que sea receptiva a la regresión, haciéndole añorar “los buenos tiempos de antes”.
El modelo autoritario mexicano construido por el PRI en el Siglo XX fue experto en comunicación para difundir su mensaje y ocultar la realidad, haciendo creer a la sociedad que las cosas iban bien, cuando estaban mal. El sistema contó con comunicólogos o con un buen diccionario de sinónimos para ocultar la realidad. Esto se manifestó, sobre todo, en los años de las crisis recurrentes que dieron al traste con el desarrollo y la economía nacionales. Entonces no había inflación, sino especulación empresarial; tampoco devaluación, sino ajuste de la paridad, desliz, etc. Se manejaba el lenguaje de forma tal, que ocultaba la realidad.
Ahora, en cambio, se pretende responsabilizar al gobierno de la transición de una nueva década perdida, cuando, en realidad, fueron los ochentas, principalmente con Miguel de la Madrid, cuando el país vivió sus peores momentos económicos.
Vale la pena comparar la historia de aquellos años, que muchos ya no recuerdan y otros no conocieron, para conocer cómo la estrategia de la mentira de los priístas pretende hacernos ver estos tiempos como un desastre y los suyos como el paraíso.
Los problemas se iniciaron con Luis Echeverría, cuando estalló la primera crisis económica, cuando a fines del sexenio el Banco de México “se retiró” del mercado para dejar flotar el peso y se produjo una brusca devaluación del peso en 76%; la historia se repitió con José López Portillo, con una devaluación de 866% en su sexenio; con Miguel de la Madrid fue de 1443%, y con Ernesto Zedillo 173%. De 1992 al 2000 la devaluación porcentual anual promedio del peso fue de 15.7%. ¿Qué ha ocurrido con los Gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, de 2001 a 2009, la devaluación promedio anual ha sido de 3.9%. Esa es la verdad, no la mentira priísta que hoy nos quiere convencer de que ellos sí supieron manejar la economía.
Si analizamos las dos últimas décadas, podemos observar que la deuda pública externa con el PRI creció de 1992 a 2000 un promedio de 27.4 del PIB, en tanto que del 2001 al 2009 lo hizo en 9.6%. Actualmente las reservas internacionales han alcanzado niveles históricos, cuando con López Portillo y Zedillo no teníamos solvencia y tuvimos que recurrir al apoyo extranjero para salir de la crisis. En cuanto a atracción de inversión extranjera, en el mismo lapso del gobierno del PRI se atrajeron 8 mil 867 millones del dólares, en tanto que con el PAN se atrajeron 16 mil millones de dólares. Además, parece haberse olvidado el FOBAPROA y sus consecuencias.
Junto a esos número macro, las cifras revelan que con Salinas y Zadillo el ingreso per cápita de los mexicanos fue de 5 mil 100 dólares, en tanto que con Fox y Calderón llegó a 8 mil 386 dólares.  Al mismo tiempo, la inflación con el panismo ha sido de un promedio de 4.4% en el sexenio de Fox y hasta ahora de 4.6% con Calderón. Frente a un 35.7% con López Portillo; 86.7 con Miguel de la Madrid; 15.9 con Salinas y 22.6% con Zedillo. Esto ha redundado en el incremento del poder adquisitivo de los mexicanos.
En cuanto a inversión en infraestructura por parte del sector público, a precios constantes de 2009, Zedillo canalizó 97 mil 394 millones de pesos; Fox 150 mil 844, y en lo que va de este sexenio se han invertido 171 mil 148 millones de pesos. A ello se puede agregar que mientras de 1995 al 2000 la iniciativa privada invirtió 10 mil 926 millones de pesos en infraestructura, en el actual sexenio se han invertido 45 mil 227 millones.
¿Cuándo hemos estado mejor? Una cosa es la realidad y otra las mentiras políticas.
 

viernes, 21 de enero de 2011

Beatificación de Juan Pablo II

Juan Pablo II será beatificado. Es una noticia alegre y buena que nos alegra porque anuncia un acontecimiento que, de suyo, es bueno, además de ser una gran noticia, para la Iglesia, saber que por más de 25 años la barca de Pedro fue conducida por un hombre que, siendo justo y sabio, también supo ser bueno, muy bueno, cosa que confirma el Cielo a través de un milagro.
El proceso de beatificación de Juan Pablo II concluyó con la aprobación de Benedicto XVI para la promulgación del Decreto sobre el milagro atribuido a su intercesión. El proceso pudo iniciarse toda vez que el Papa dispensó, el 9 de mayo de 2005, el tiempo canónico de cinco años de espera después de su muerte.
Luego de que la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos dio a conocer el pasado 14 de enero que el Papa había autorizado la publicación del Decreto sobre el milagro, se informó que Benedicto XVI presidirá el 1 de mayo, segundo Domingo de Pascua de la Divina Misericordia, en la plaza de San Pedro del Vaticano, el rito de beatificación de Juan Pablo II. La noticia, pues, incluye la fecha, a la que podemos agregarle también la hora: diez de la mañana.
Esta noticia, hemos visto, es alegre y buena para los creyentes, los bautizados, para quienes en Cristo creemos; es más alegre para quienes en varios momentos supimos recibir las oraciones y bendiciones del Papa Juan Pablo II cuantas veces estuvo en México, y es particularmente dichosa para quienes le conocimos. Pero también hemos visto que en respuesta a tan buena noticia se hicieron escuchar algunas voces que alegan, sin haber jamás conocido al Papa, en ignorancia de lo que es la Teología del Milagro, sin saber diferenciar santificación de beatificación y canonización, pero sobre todo, voces que sin creer en Dios y sin vivir la Fe de la Iglesia, alegan que no es santo y que los milagros no existen.
Esas voces provienen de quienes siendo ateos no creen, o de quienes habiendo renegado de la Fe cayeron en apostasía, manteniendo en consecuencia, una impostura religiosa o un desprecio a lo sagrado, que traducen en la denostación de todo lo divino que se manifiesta en el mundo. Pero más que tratarse de apreciaciones filosóficas o culturales, el desprecio, más que el desdén a lo sagrado, ha sido clasificado por la ciencia médica como una perturbación o padecimiento que forma parte de los miedos u odios; recibe el nombre de Hierofobia y consiste en “un anormal, persistente e injustificado odio a los sacerdotes y a las cosas litúrgicas”.
La psicología explica que el malestar que las fobias provocan en quienes las padecen, es tan intenso, que llega a afectar sus vidas cotidianas, la relación con su entorno y con sus seres queridos. La Hierofobia, así, trastorna la relación con Dios, porque como Dios es trascendente y eterno, además de ser el Creador del mundo, aunque de un mundo que es efímero y sujeto a contingencias y tragedias, algunos caen en la falacia de sentirse amenazados o abandonados a su suerte, lo que les hace desarrollar este trastorno que exacerba sus temores negando o despreciando a Dios.
Cuando un hierofóbico, que ignorante de su padecimiento y por tanto sin atención psicológica, desempeña un trabajo en medios de comunicación y logra conseguir espacios en prensa, radio o televisión, porque tiene habilidad para escribir o para leer noticias, se topa con la ocasión de informar sobre un acontecimiento ligado con asuntos religiosos, no sabe contener su fobia y arroja su odio en ese mismo espacio mediático en el que normalmente se desenvuelve.
La historia demuestra que así como la humanidad se ha denigrado por las malas acciones de hombres malvados (el caso de Hitler siempre es ilustrativo), la humanidad se ha enaltecido  por los actos buenos de hombres buenos. Por esto se creó el Premio Nobel que con tanto orgullo se confiere sólo a quienes han aportado algo grande y bueno a la humanidad. Por esto mismo es que muchos estamos alegres por la beatificación de Juan Pablo II. Otros, pocos, son víctimas de su hierofobia. 
El hecho contundente es que a la luz de la Fe podemos saber que Juan Pablo II resucitó, goza de la presencia de Dios y será contado entre los santos. Pero muy alegre y bueno es saber que tenemos un amigo en el Cielo que ruega por nosotros los mexicanos, a quienes tanto quiso, y a quien podemos pedirle que nos obtenga de Dios un milagro que bien podría ser el retorno de la paz en México.




sábado, 15 de enero de 2011

Hacia una nueva laicidad: Una oportunidad para México


La conmemoración del segundo centenario de la Revolución de la independencia y el primer centenario de la Revolución Mexicana, nos ofrece la oportunidad para reflexionar acerca de lo que los mexicanos hemos logrado como nación y lo que nos toca hacer.
Un análisis con una perspectiva histórica tan larga puede ayudarnos a descubrir en el tiempo las constantes o los rasgos característicos de nuestra patria, esas notas características que permanecen como telón de fondo, y que muchas veces son mejor apreciadas a distancia, o por observadores extranjeros.
Se asemejan estas constantes históricas a las corrientes profundas, que mantienen su curso a pesar de que en la superficie haya tempestades, borrascas y olas agitadas, porque éstas finalmente habrán de cesar y la mar seguirá su curso.
Lejos estamos de proponer una tipología del mexicano tal como fue acometida por un grupo de pensadores durante la primera mitad del siglo XX.
Es claro que esa tarea es ahora más que nunca imposible por la enorme diversidad y pluralidad del país, sin embargo parece evidente que sí hay algunos rasgos que identifican a lo que llamamos ‘lo mexicano’ y con los cuales se nos sigue identificando dentro y fuera de casa.
Entre estas constantes se encuentra sin lugar a duda, la profunda raíz religiosa y católica de la nación, que ha jugado y juega un papel central para la comprensión de nuestro pasado y posiblemente de nuestro futuro.
También lo es un acendrado patriotismo y una agitada vida política conectada a las grandes corrientes políticas y de pensamiento occidentales.
Estas dos grandes tradiciones han provocado con frecuencia perplejidad entre quienes constatan la existencia de un pueblo religioso como pocos, que coexiste simultáneamente con unas instituciones públicas con tintes anticlericales.
A diferencia de las violentas explosiones anticlericales de otros países, la veta antirreligiosa -con toda su crueldad y violencia-, ha sido también menos sistemática que en otras latitudes.
Esto quizá se deba al temperamento amable, cordial y moderado del mexicano, pero sin olvidar que también el mismo cobija un enorme potencial de violencia ciega cuando estalla.
A diferencia de lo que se decía de España, en la que sus ciudadanos iban siempre detrás de los curas, a veces con velas, y a veces con sogas para ahorcarlos; el mexicano quizá no asistirá con frecuencia a Misa, pero no tolerará que le quiten la posibilidad de ir si quiere.
Esta convicción la ha mantenido aún en medio de las más graves conmociones partidistas políticas y sociales, reafirmando su fe católica.
En múltiples ocasiones, a pesar de las visiones encontradas entre sus dirigentes, la sociedad mexicana, con una sabiduría mayor a la que las élites le otorgaban, discurría por caminos diferentes.
A intentar comprender cómo y por qué hemos vivido de esta manera las relaciones entre Iglesia, Gobierno y Sociedad va dirigida esta obra, con la convicción de que es posible una mejor solución para todos y que el pueblo mexicano está ahora preparando para hacerlo.
Los graves problemas que padecemos en la actualidad, parecen exigir una respuesta solidaria de todos, y la crisis puede ser la antesala de una oportunidad histórica difícilmente repetible.
Una generación consolidada de dirigentes -los de la transición democrática-, están a punto de empezar a ser sustituida por su relevo generacional, ¿será capaz de lograr las transformaciones que pide el país o habrá que esperar otros tiempos?, la moneda está en el aire.
Los retos que la globalización plantea a todas las naciones, el anhelo de salir de la mediocridad y de alcanzar los niveles de desarrollo integral que todos los mexicanos creen posible, exige el mayor esfuerzo de los hijos de una nación ya dos veces centenaria.
Fragmento de la Introducción del libro de José Enrique Mendoza Delgado, Hacia una nueva laicidad, Una oportunidad para México, IMDOSOC-CENDADIN, México, 2010, pp. 11-13.


 
2011-01-15 08:00:00 
15 de enero, 2011. Cuando era joven, tuvo que superar la muerte de toda su familia; trabajó como obrero en una fábrica y estudió para ser sacerdote en la clandestinidad. Así se forjó la personalidad de Juan Pablo II, uno de los personajes más importantes del siglo XX y de la historia de la Iglesia católica. Tenía madera de actor, pero la llegada de la guerra y la ocupación nazi cambiaron sus planes.


Fue sacerdote bajo la dictadura comunista en Polonia, donde el terror nazi había sido sustituido por los campos de trabajo forzados en Siberia y la Iglesia perseguida en toda la Europa oriental.

Su vida cambió en el fatídico 1978 el año de los 3 Papas. Tras la muerte de Juan Pablo I, sólo 33 días después de ser elegido, el cardenal Wojtyla viajó de nuevo a Roma para no volver a casa nunca más.

Le llamaron el atleta de Dios. Esquiaba, remaba y escalaba montañas. Sorprendió al mundo por su vigor y su energía.

Fue el tercer Papa más longevo de la historia: su pontificado duró 26 años. Durante ese tiempo se convirtió en la principal autoridad moral para católicos y no católicos. Nadie en la historia de la humanidad ha visto y ha sido visto por más gente. Se reunió con casi todos los líderes mundiales de su tiempo, visitó prácticamente todos los países del mundo durante sus 104 viajes al extranjero: dio la vuelta al mundo 29 veces, el equivalente a tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna.

“Los mineros queremos que se ponga este casco, que sea un trabajador minero más de Catati. ¡Creemos en Dios, Padre santo!”
Fue el Papa de los Derechos Humanos, de la lucha contra la violencia.

Tras el atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre, Juan Pablo II clamó para evitar la guerra de civilizaciones.

Juan Pablo II
“Padre de todos, escucha el grito de tus hijos. Nunca más la guerra, aventura sin retorno. Nunca mas la guerra, espiral de luto y violencia".

El final de Juan Pablo II comenzó por una gripe e inflamación en la garganta. El hospital Gemelli de Roma se convirtió en el centro de la Cristiandad. Peregrinos de todo el mundo lo acompañaron bajo su ventana.

La enfermedad del Papa concentró a los medios de comunicación de todo el mundo. Más de mil
emisoras de radio y televisión siguieron minuto a minuto la convalecencia del Padre común.

Esta fue la última vez que con gesto de dolor bendijo a los fieles.

Su ventana seguía iluminada, pero él se apagaba poco a poco. El portavoz del Vaticano admitió su agonía entre lágrimas, y afirmó que había perdido el conocimiento.

Romanos y forasteros llenaron la plaza de San Pedro para velar su agonía minuto a minuto para acompañar al Papa viajero en su último viaje.

El 2 de abril, a las 21:37 minutos hora italiana,  los toques graves de la campana de san Andrés anunciaron al mundo que el corazón de Karol Wojtyla había dejado de latir....

El mundo se detuvo para despedirse de Juan Pablo II. Tres millones de personas vinieron a Roma para rendir el último homenaje a una persona que había dejado huella en sus almas. Los poderosos de la tierra dejaron sus disputas y rezaron juntos por su alma.

Los peregrinos pidieron a la Iglesia ahorrarse el proceso de beatificación, porque para ellos el Papa es ya un santo.

JMB
RR
JM



Demanda de Libertad Religiosa       
Es tradicional que al inicio de cada año el Papa sostenga un encuentro con los miembros del Cuerpo Diplomado acreditado ante la Santa Sede, los embajadores de los países con los que se mantienen relaciones oficiales. Para este año que inicia la reunión tuvo lugar el pasado lunes 10 de enero en la Sala Regia del Palacio Apostólico del Vaticano.
Actualmente la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas plenas con 178  países y está presente en la Organización de las Naciones Unidas en calidad de “Estado observador”.
En su Mensaje a los embajadores, Benedicto XVI volvió sobre el tema de la Jornada Mundial de la Paz, centrado en la Libertad Religiosa. Ambos mensajes hacen evidente que en 2011 el Papa va con todo para demandar y promover el reconocimiento, en todas las naciones, de este derecho de todo ser humano, que, como dijo, “no se aplica plenamente allí donde sólo se garantiza la libertad de culto, y además con limitaciones”, y pidió que “se promueva la plena salvaguarda de la libertad religiosa y de los demás derechos humanos”.
En referencia al caso de México y de otras naciones, el Papa dijo que “en diversos países en que la Constitución reconoce una cierta libertad religiosa, la vida de las comunidades religiosas se hace, de hecho, difícil y a veces incluso insegura ya que el ordenamiento jurídico o social se inspira en sistemas filosóficos y políticos que postulan un estricto control, por no decir un monopolio, del Estado sobre la sociedad. Es necesario que cesen tales ambigüedades, de manera que los creyentes no tengan ya que debatirse entre la fidelidad a Dios y la lealtad a su patria”. Luego pidió de modo particular “que todos garanticen a la comunidad católica la plena autonomía de organización y la libertad de cumplir su misión, conforme a las normas y estándares internacionales” y profundizó en el tema cuando explicó: “Pienso, en primer lugar, en los países que conceden una gran importancia al pluralismo y la tolerancia, pero donde la religión sufre una marginación creciente. Se tiende a considerar la religión, toda religión, como un factor sin importancia, extraño a la sociedad moderna o incluso desestabilizadora, y se busca por diversos medios impedir su influencia en la vida social. Se llega así a exigir que los cristianos ejerzan su profesión sin referencia a sus convicciones religiosas o morales, e incluso en contradicción con ellas”.
En Papa quiso mencionar un reciente caso de intolerancia religiosa en Europa cuando recordó: “El año pasado, algunos países europeos se unieron al recurso del Gobierno italiano en la famosa causa de la exposición del crucifijo en los lugares públicos. Deseo expresar mi gratitud a las autoridades de esas naciones, así como a todos los que se han empeñado en este sentido, episcopados, organizaciones y asociaciones civiles o religiosas, en particular al Patriarcado de Moscú y a los demás representantes de la jerarquía ortodoxa, y a todas las personas, creyentes y también no creyentes, que han querido manifestar su aprecio por este símbolo portador de valores universales”.
Una vez más, en referencia a México y a otros países, Benedicto XVI denunció que “es preocupante que el servicio que las comunidades religiosas ofrecen a toda la sociedad, en particular mediante la educación de las jóvenes generaciones, sea puesto en peligro u obstaculizado por proyectos de ley que amenazan con crear una especie de monopolio estatal en materia escolástica, como se puede constatar por ejemplo en algunos países de América Latina. Mientras muchos de ellos celebran el segundo centenario de su independencia, ocasión propicia para recordar la contribución de la Iglesia católica en la formación de la identidad nacional, exhorto a todos los Gobiernos a promover sistemas educativos que respeten el derecho primordial de las familias a decidir la educación de sus hijos, inspirándose en el principio de subsidiariedad, esencial para organizar una sociedad justa”.
El Papa terminó explicando, de manera firme, que “la promoción de una plena libertad religiosa de las comunidades católicas es también el objetivo que persigue la Santa Sede cuando establece concordatos u otros acuerdos” y que “la actividad de los representantes pontificios en los Estados y Organizaciones internacionales está igualmente al servicio de la libertad religiosa”, además de dejar en claro, que “la Iglesia no busca privilegios, ni quiere intervenir en cuestiones extrañas a su misión, sino simplemente cumplirla con libertad”, y concluyó su mensaje con una exhortación “a todos, responsables políticos, jefes religiosos y personas de toda clase, a emprender con determinación el camino hacia una paz auténtica y estable, que pase por el respeto del derecho a la libertad religiosa en toda su amplitud”.


jueves, 13 de enero de 2011

Este es el Hijo de Dios

II domingo Ordinario: 16 de enero de 2011

El encuentro de Juan el Bautista con Jesús.
Juan, ante los enviados del sanedrín, había ya negado ser el Mesías y se identificó, en cambio, como su precursor. Ahora, que finalmente se encuentra con él, testifica a favor suyo declarando quién es: “Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo”. La declaración es contundentemente finalizada a evidenciar la identidad ‘mesiánica’ de Jesús.
En efecto, únicamente el Hijo de Dios tiene el poder de rescatar a la humanidad, perdonándole los pecados. Por ser simultáneamente humano y divino Jesús asocia, en sí, a través de su muerte y resurrección, la autoridad de redimir al hombre y reconciliarlo con el Padre.
En el concepto del ‘cordero’, por cierto, se concentra el misterio pascual de Jesús, por el cual, obedeciendo al Padre hasta la muerte en cruz, nos ha salvado. Exactamente como aconteció con el ‘cordero pascual’ con cuya sangre los israelitas salpicaron las puertas de sus casas salvándose. En Isaías también, bajo la imagen de un cordero conducido al matadero, se anuncia la pasión y la muerte del Mesías, instrumento de expiación de los pecados humanos (Cap. 53).
Es indudable, por tanto, que el Bautista, con esta expresión, estuviera haciendo referencia, también, al cordero pascual, inmolado cada año para las fiestas de Pascua, en las que se celebraba la liberación de la esclavitud de Egipto.
El Bautista, señalando a Jesús con el dedo, lo llama ‘el cordero de Dios’. El artículo determinado está indicando que se trata de algún personaje importante que se supone ya conocido. Parece ser el cordero escogido de antemano y predestinado por Dios para borrar los pecados del género humano. Por esta razón, Jesús es definido como el cordero, o siervo, sacrificado ‘de Dios’.
Ahora que el Mesías hace su aparición, el Bautista, dando cumplimiento al encargo recibido, lo da a conocer al pueblo reunido en torno suyo, y para ello se sirve de las palabras de Isaías. Y advierte a sus oyentes que éste ‘quitará’, es decir, destruirá el ‘pecado del mundo’.
El pecado del mundo.
En ese ‘pecado del mundo’ se concentra toda la pecaminosidad humana de todos los tiempos. Es la categoría teológica que, de hecho, refleja ese ambiente de pecado que es el resultado de la solidaridad en el mal de todos los hombres y causante de su crecimiento y prosperidad.
Sólo Cristo, en cuanto encarnación humana de la misericordia del padre, puede romper la cadena del pecado que nos une a todos solidariamente.
El misterio de iniquidad, eso es el pecado del mundo, ha sido derribado por el misterio de salvación, en Cristo. Jesús, en efecto, es aquel que expía los pecados del género humano y trae la salvación esperada para los últimos tiempos.
Últimos tiempos que ya han empezado desde cuando Cristo se ha entrañado en este mundo ‘descompuesto’ para hacerlo ‘nuevo’. La verdad es, entonces, que el perdón de nuestros pecados es una realidad al asumir Jesús, sobre sí, todos los pecados de la humanidad ofreciendo su propia vida.
“Vio Juan el Bautista a Jesús que venía hacia él”: de dónde viene y por qué, no se dice. Al evangelista sólo le interesa consignar el testimonio de Juan acerca del valor expiatorio de la muerte de Cristo y que, por tanto, el cordero de Dios, del cual habla, se ha de entender como el cordero pascual, ofrecido en el sacrificio de la cruz, para la redención de la humanidad pecadora.
Jesús más grande del Bautista.
El precursor, con afán de dar testimonio de la magnitud de la persona de Jesús, en términos explícitos, dice que este Jesús, que camina hacia él, es aquel cuya llegada ha venido anunciando en el curso de su predicación: “Éste –reconoce el Bautista- es aquel de quien he dicho…que tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo”.
Para justificar, luego, su declaración de que en este Jesús se ha hecho presente el anunciado personaje más grande que él, se remite a una revelación que, al respecto, recibió directamente de Dios en ocasión del bautismo.
A tal conocimiento no llegó sino a través de aquella revelación de Dios, que le confió el encargo de bautizar. Además, reitera que su bautismo, por la conversión de los pecados, ha sido superado y sustituido por el Bautismo en el Espíritu Santo de Jesús mismo: “Ese es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo”.
Dios reveló a Juan que el que habrá de administrar el ‘bautismo superior’, es decir, el bautismo del Espíritu, es aquel sobre el cual él haya visto descender el Espíritu Santo.
Pues bien, en presencia de los que lo escuchan, confiesa ahora solemnemente que, de hecho, fue testigo de cómo el Espíritu santo descendió sobre Jesús en forma de paloma y se posó sobre él: “Vi al Espíritu –declara Juan- descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él”.
Esta presencia permanente del Espíritu en Jesús, lo coloca, en el pensamiento de Juan, por encima de los profetas, los cuales sólo tuvieron el privilegio de una inspiración transitoria.
La cosa es que Jesús, de veras, es el ‘Hijo de Dios’ y Juan lo ratifica con decisión y convicción: “Pues bien yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”. ‘Hijo de Dios’, aquí, es un título con sabor mesiánico.
Conclusión.
En el cuarto evangelio es, por cierto, el precursor mismo quien es llamado a atestiguar que Jesús es el Hijo, el elegido de Dios. Para que no tengamos dudas el centro del testimonio del Bautista es efectivamente Cristo en la plenitud de su divinidad: cordero pascual, lleno del Espíritu Santo, Mesías anunciado y esperado, e Hijo elegido de Dios.
Recorriendo todo el evangelio nos damos cuenta, en efecto, de cómo toda la vida de Jesús está movida por este Espíritu que lo habita y que comunica a sus discípulos; que nos lo ofrece también a nosotros en el sacramento del Bautismo, para que vivamos nuestra misión evangelizadora en medio del mundo.
El Espíritu, que hemos recibido en el Bautismo, de hecho, es el mismo que animó la vida de Jesús; el mismo que lo impulsó a proclamar, sin miedo, la Palabra del Padre y a realizar cuanto tenía que llevar a cabo.
Esto significa que también nosotros, transformados en Hijos de Dios, hemos recibido la misma misión de Jesús, que es la de hacer presente el Reino del Padre en este mundo. Por el don del Espíritu Santo, que hemos recibido, en pocas palabras, estamos llamados a ser ‘otro Cristo’ en la tierra y, como el Bautista, a dar testimonio de Él.
Umberto Marsich



¡México necesita una sacudida!

Por: Salvador Flores Llamas    
Miércoles, 12 de enero de 2011 
Ante la ineficacia del Congreso, cuyos integrantes cobran muy bien, pero se dedican a bagatelas, autopromociones y demagogia, no a discutir y aprobar las leyes que el país reclama con urgencia, necesitamos no una limpia de brujo, sino una fuerte sacudida.

Los legisladores dejaron en la congeladora, sin ningún rubor, las reformas política y laboral y las leyes de seguridad nacional y federal de competencia, y no nombraron a los tres consejeros que le faltan al IFE.
Sin vergüenza, los políticos  atienden sólo sus intereses y les importa un bledo México; pero creen que con desplantes y declaraciones populistas y con recetas de lo que se debe hacer -sin que ellos lo hagan- engañan a los mexicanos. Po eso urge algo que nos saque de la modorra.
Como Peña Nieto que no se mordió la lengua al exigir, ante el presidente Calderón (en una indirecta a él) que se deje a los partidos la competencia electoral y los gobiernos se pongan a trabajar; pero él ha dedicado toda su gestión a afianzar su candidatura presidencial y a apoyar las campañas de los candidatos priístas a gobernador.
Nos estrujan las decenas diarias de muertos, ante la ineficacia de las autoridades de todos los niveles (no sólo federales, porque los secuestros y asesinatos son de jurisdicción estatal), sin que veamos que los crímenes  se aclaran, se castiga a los culpables y cesa el derramamiento de sangre.
Las procuradurías estatales exigen a la PGR que atraiga los delitos que les competen, y ésta jamás informa que haya aclarado los casos. Con decir que hasta dejó ir al narcodiputado Godoy Toscano, tras haber pedido a la Cámara que lo desaforara.
Entre tanto, nos invade el pesimismo, influidos por medios informativos que destacan lo negativo, porque vende más y nos hacen creer que aquí no pasa nada positivo, y lo poco que admiten lo demeritan con críticas o encabezados gruesos, como si estuviéramos condenados a que nos llevara la trampa.
Hay medios que se escudan en la libertad de expresión y en no perder información, pero dejan inéditas muchas noticias alentadores, que los lectores merecen conocer, porque también les asiste su derecho a ser informados.
Eso sí, hay un abierto desprecio a la ley, no sólo  de los delincuentes normales, sino de funcionarios y políticos que la pisotean.
Por eso vemos ya a varios en plena campaña electoral. Aunque López Obrador diga cínicamente que él y Alejandro Encinas no andan ni en pre-campaña en el Estado de México, cuando recorren pueblos para ganar adeptos, antes de los tiempos oficiales.
 Y eso ante la pasividad del IFE, del Tribunal Electoral y de los órganos electorales de los estados, que nos salen demasiado caros y son auténticas carabinas de Ambrosio.
Cuando deberían tomar providencias para que no se llegue a conflictos postelectorales, como en 2006, pese a que hay indicios de que Andrés Manuel apostará a ellos desde en la elección del Estado de México, este año.
Los políticos están convencidos de que lo que vale no es el desempeño eficaz de los cargos públicos ni atender las demandas de la gente; sino publicitarse, ganar espacios en los medios, sobre todo en los electrónicos, que son los que cocinaron  la imagen arrolladora (?) de Peña Nieto, para no ir más lejos.
¿Apoco Ebrard ha realizado un gobierno ejemplar, que fundamente su ambición presidencial? Eso sí, pagó con nuestros impuestos para que lo declararan el mejor alcalde, aunque ni él mismo se la cree.
Y como a México le falta el piloto, el líder que lo impuse a salir de sus ingentes problemas, o al menos que proyecte una imagen en tal sentido; sólo nos queda esperar una sacudida fuerte, una noticia impactante (no devastadora), o que surja un candidato que arrolle con planteamientos claros, constructivos y contundentes (no promesas ni dicharachos) y con la atinada promoción mediática.
Aceptemos que la idiosincrasia del mexicano es tener gobernantes fuertes, enérgicos, que no vacilen en aplicar la ley ni se escuden en la democracia para no actuar como deben. Ejemplos sobran en nuestra historia.
www.comunicadorescatolicos.org.mx

 

jueves, 6 de enero de 2011

Libertad religiosa, camino para la paz

Desde que el Papa Paulo VI lo propuso en 1968, el primer día de cada año se celebra la Jornada Mundial de la Paz, en la que el Papa entrega un mensaje específico. Para 2011 Benedicto XVI ha centrado su reflexión en el tema “La libertad religiosa, camino para la paz”.
La libertad religiosa es mucho más que tener libertad para creer o no creer, o creer en lo que cada quien prefiere. Consiste en que el Estado reconozca como derecho fundamental de la persona humana su libertad a creer en Dios y a manifestar libremente sus creencias. Por esto el Papa dijo, en su Mensaje para la Jornada, que “el derecho a la libertad religiosa se funda en la misma dignidad de la persona humana, dignidad que debe ser reconocida como un Bien universal”, agregó que “cuando se niega la libertad religiosa, se ofende la dignidad humana, a la vez que se amenaza la justicia y la paz”, dejó en claro que “negar o limitar la libertad religiosa, significa cultivar una visión reductiva de la persona humana, oscurecer el papel público de la religión, generar una sociedad injusta y hacer imposible la afirmación de una paz auténtica y estable para la humanidad” y fue determinante al establecer que “es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos, su fe, para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos”.
La Libertad Religiosa es un asunto pendiente en México porque hasta ahora continúa relegado, por el Estado y su aparato, el reconocimiento de este derecho fundamental de todo ser humano. Hasta ahora en la Constitución mexicana se reconoce la Libertad de credo pero no la Libertad religiosa. La diferencia consiste en que en México se limita la libre manifestación pública de las creencias religiosas al quedar sujeta a la solicitud de permisos a la autoridad, cosa que es lamentable, porque a pesar de que México es signatario de Carta de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, reconoce este derecho hacia afuera de sus fronteras pero lo restringe hacia adentro, lo que implica una discriminación hacia sus propios ciudadanos.
Pero el caso de México no es el único en el mundo, por eso el Papa aclara en su Mensaje, que “como la libertad religiosa no es una creación del Estado, no puede ser manipulada, sino reconocida y respetada”, agrega que “en algunas regiones del mundo la expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. En otras regiones, se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos” y denuncia que “se dan también formas más sofisticadas de hostilidad contra la religión, que en los países occidentales se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos”.
Finalmente, el Papa establece que la Libertad Religiosa “permite alimentar la esperanza en un futuro de justicia y paz, también ante las graves injusticias y miserias materiales y morales” y alienta a “que todos los hombres y las sociedades, en todos los ámbitos y ángulos de la Tierra, puedan experimentar pronto la libertad religiosa, camino para la paz”.
Por nuestra parte, como mexicanos y como creyentes, esperamos y confiamos en que así suceda también en México. El reconocimiento de la Libertad Religiosa no puede postergarse más.


miércoles, 5 de enero de 2011

El laicismo como paradójico aliento de la esperanza cristiana

Manuel Cruz - 03/01/2011
Ante la contemplación de millares de familias reunidas en torno al altar levantado en el corazón de Madrid, brotaba en mi corazón en paradójico sentimiento de gratitud hacia el laicismo radical impuesto en las dos legislaturas de Zapatero. Ha sido necesario que este laicismo se quitara la máscara del talante, con la aprobación sin consenso de leyes en esencia anticristianas, para que las familias católicas despertasen de su aparente letargo para dar testimonio de sus convicciones.
Por supuesto, otras muchas preguntas brotaban de manera natural entre el grupo de amigos que allí estábamos. ¿Qué amenaza representa la familia natural para un proyecto ideológico que pretende -¡oh mentiras políticas!- el bienestar de la sociedad? ¿Por qué ese empeño en destruir la institución familiar so pretexto de progreso social? Nos acordábamos de las suicidas teorías neomaltusianas de los grandes cerebros de las Universidades de Stanford y Massachussets, asumidas con entusiasmo en plena “guerra fría” por la Administración norteamericana -también por la ONU. Que dejó de proteger los derechos humanos- y que se han convertido en el detonante de la actual crisis económica, por falta de natalidad y la prolongación de la vida natural.
Decían aquéllas eminencias que el mundo viviría mejor y disfrutaría más con menos hijos… y ya vemos las consecuencias. Ahora nos apretamos el cinturón, congelamos las pensiones, prolongamos la edad de jubilación y nos llenamos de botellones, fiestas y luces artificiales para disfrazar el fracaso de humanidad a que nos han conducido los maestros de la nueva “sabiduría” laicista, al tiempo que ha arreciado el acoso contra la familia y la natalidad.
¿Por qué esta contradicción? En realidad no hay tal: el ataque a la familia va paralelo al ataque a la religión católica. No podemos olvidar, obviamente, la persecución contra los cristianos en el mundo islámico, donde el “yihadismo” goza de la complicidad más o menos patente de las autoridades. Pero, como afirmaba el Papa en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, hay formas más sofisticadas contra la religión en nuestros países desarrollados, que se expresan renegando de la historia y de los símbolos religiosos.
Y volvemos a preguntar ¿por qué, si esos sutiles ataques fomentan el odio y los prejuicios? La respuesta está en la misma pregunta: precisamente para excluir de la sociedad a los creyentes por la sencilla razón de que son los primeros defensores de los derechos fundamentales, en especial la libertad. La familia, en este contexto, se ha convertido en la gran muralla a abatir por representar la vanguardia de la fe. Y esta es la gran realidad que responde a todas las preguntas que nos hacíamos: el enemigo del laicismo es la fe en Dios.
Digámoslo sin rodeos: el laicismo quiere imponerse, a través de las leyes, en la religión del Estado. Y como el laicismo es incompatible con la religión, se ataca a la  Iglesia católica en lo más sensible de la sociedad: la familia. Esta explicación la conocemos bien los cristianos que, hay que recordarlo sin animosidad alguna, hemos vivido en toda Europa décadas de somnolencia espiritual, herencia en nuestro país de excesivos años del llamado “nacionalcatolicismo”, todo un compendio de hipocresía y aburguesamiento de buena parte de la sociedad.
Así que me reafirmo en mi convicción de que el laicismo, y la crisis de valores que conlleva, han contribuido a que los cristianos empecemos a preguntarnos por nuestras raíces, por lo esencial. Y lo esencial no es otra cosa que el encuentro con Dios encarnado, con Jesús que permanecerá hasta el final de los tiempos en la Eucaristía.
Pero al margen de la fe, no nos hagamos demasiadas ilusiones. La familia, ciertamente, es la esperanza de la humanidad, pero los poderes públicos –unos más que otros, según las tendencias ideológicas- tenderán siempre a legislar como si Dios no existiera. Ya veremos qué hará en España el Partido Popular, cuando gane las elecciones, para conformar la legislación heredada del socialismo agnóstico, en un mínimo común de consenso que recupere la aconfesionalidad del Estado, es decir, la sana laicidad que defiende la libertad religiosa sin necesidad de asumir ningún credo.
Lo que importa es el comportamiento de esa amplia minoría de creyentes practicantes y de ciudadanos de recta conciencia que hemos estado en la Plaza de Colón, en coherencia con la fe que profesamos. El laicismo nos lo ha puesto difícil porque rema a favor de la corriente hedonista que ha relegado la responsabilidad personal y social al último rincón de las conciencias. Si somos la esperanza de un mundo futuro de progreso moral y ético, tenemos ante nosotros un reto inmenso pero apasionante, como recordaba el cardenal Rouco Varela en su bella homilía: el reto de ser cristianos auténticos. Es la responsabilidad que conlleva creer en la Encarnación. No le demos más vueltas.