Escrito por Salvador Flores Llamas
Lunes, 03 de enero de 2011
Este año, eminentemente electoral, preámbulo de lid presidencial, tiene tres cargas pesadas: comicios para 6 gobernadores (destacan los del Estado de México y Michoacán), blindar la elección presidencial y disminuir la carnicería en la guerra al narcotráfico, al máximo.
Ante ello el mensaje de Nuevo Año del presidente Calderón pareció desleído:”estamos avanzando en la ruta correcta para construir un México de paz y de seguridad, donde nadie esté al margen de la ley ni viva con temor”, y anunció de que 2011 será un año de realizaciones.
Tras de que los priístas hablan de la “década perdida”, porque PAN y PRD dieron al traste con la pluralidad, transición y alternancia democráticas; cuando arranca prácticamente la contienda presidencial los momios se inclinan por el regreso del PRI, con todo el fondo político que implica.
El PAN renovó su jefatura con un Gustavo Madero difuso, inadecuado para las tares que le esperan; el tricolor ubicará en su liderato al demagogo, pendenciero Huberto Moreira, y el PRD se enfila a otro agarrón interno porque ni Chuchos ni pejistas cejarán en tratar de colocar a uno de ellos.
Madero, anodino como coordinador de los senadores panistas, no aprovechó su mayoría fuerte (aunque no absoluta) para negociar y sacar adelante las reformas calderonistas. Ni se le ven agallas para enfrentar los embates por venir ya desde los comicios estatales de este año.
Pues, además de los 6 gobernadores, se elegirán 22 alcaldes en 4 estados y otros 4 renovarán congresos con 116 diputados. De esas lides, para el PAN serán estratégicas las del Edomex y Michoacán.
En suelo mexiquense el PAN perdió 13 municipios (4 de ellos importantes) y 18 curules; lo que marcó un retroceso tremendo, y ahora se esforzará –junto con el PRD- por frenar al delfín de Peña Nieto para sucederlo, porque su triunfo haría casi indiscutible la candidatura presidencial para Enrique y le abriría en buena parte las puertas de Los Pinos.
Michoacán, tierra de Calderón, es controlada por el crimen organizado junto con su gobernador perredista, al que quiere sustituir Luisa María Calderón, hermana del Presidente, que –aunque tiene carrera política propia y anterior a Felipe- debe sortear el sambenito del nepotismo.
Pero sobre todo enfrentar a un PRD --herido de muerte por el desgobierno de Leonel Godoy, coludido con La Familia- que utilizará todos los medios para retener el poder, incluida su alianza con esa mafia.
El PRI también quiere gobernar el estado, y echará toda la carne al asador, apoyado por el CEN, pues en 2007 tuvo recuperación electoral notable.
Tarea del gobierno federal, partidos y organismos electorales será blindar las elecciones contra el narco; lo que se antoja muy difícil, por la ambición desmedía de poder de los aspirantes y los mismos partidos, que romperán lanzas para lograr las mayores ganancias en 2012.
Esto se liga con la necesidad de variar la estrategia contra el crimen organizado, pues de seguir la misma los cárteles obligarán a partidos y candidatos a dejarse ayudar, por no estar dispuesto a perder ante un gobierno que lleva cuatro años tratando de arrinconarlo, sin conseguirlo.
Sabido es que las mafias aplican aquello de “plata o plomo” para obligar a políticos y funcionarios a respaldarlos, aparte de que hay muchos proclives a ser sus súbditos, a cambio de su seguridad y la de los suyos y las mieles del dinero y poder, que ellas les garantizan.
Deben ser oídas las opiniones en favor de variar la estrategia contra los cárteles, que ha costado ya más de 30 mil muertes, salida de de gente y capitales, huida de inversiones extranjeras y un clima de inseguridad para los mexicanos, máxime en los estados más asediados, así como extorsiones, secuestros y levantones.
Realidad inocultable es la penetración del narco en las esferas oficiales; otro motivo para cambiar de estrategia.
Entiéndase bien: no se trata de dejar el campo libre, sino de otear nuevos métodos, sistemas, negociaciones para controlar al crimen y que ya no aumente el consumo de enervantes, sino disminuya.
Tampoco podemos cerrar los ojos a que Estados Unidos sólo nos da atole con el dedo en su cacareada corresponsabilidad.
Tiene el gran mercado de las drogas, manejado por mafias que ni tocadas son; aprovecha el lavado de dinero que ellas propician y surte de armas a los capos mexicanos; así el negocio le sale redondo, y no va a abandonarlo.
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